sábado, 31 de agosto de 2013

La música alimenta el ánimo



La música alimenta el ánimo, la música alimenta el alma y el espíritu. Dicen que la comida alimenta el cuerpo, la lectura y la conversación alimentan la mente, y la música el alma. Aparte de ser lo que creemos, lo que pensamos, sentimos y expresamos, somos sobre todo nuestra atención.

Prestemos atención a lo que nos alimenta, lo que nos alimenta el cuerpo, atención a lo que comemos, muchas cosas nos quitan más de lo que nos aportan. Atención a lo que leemos, escuchamos y hablamos, dice un proverbio chino que los palos pueden lastimar la carne y las palabras pueden envenenar los huesos; no todo lo que escuchemos o leamos es cierto ni nos va a hacer bien, seamos selectivos, cuidemos nuestra mente, tomemos buenos alimentos. Seamos selectivos también con nuestros pensamientos, son palabras que nos decimos a nosotros mismos, y también a veces, ni son ciertas ni nos hacen bien alguno.

Supongo que no os desvelo nada nuevo al decir que la música nos alimenta el ánimo, nos alimenta y modifica las ganas y el modo de vivir. Expresan y provocan sentimientos, y como en todo, elige de lo que te quieres alimentar: fiesta, tristeza, serenidad, alegría, acción, reflexión, trascendencia, ira... Elige también cómo quieres alimentarte, presta atención a lo que escuchas, descubre qué provoca en ti la música que escuchas y si es eso lo que quieres reforzar.

Nuestra vida está en nuestras manos y nuestra atención :) Disfrutarla sólo depende de nosotros! :)

miércoles, 14 de agosto de 2013

No estás deprimido, estás distraído

No estás deprimido, estás distraído, distraído de la vida que te puebla. tienes corazón, cerebro, alma y espíritu, entonces ¿cómo puedes sentirte pobre y desdichado?.
Distraído de la vida que te rodea: delfines, bosques, mares, montañas, ríos.
No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay cinco mil seiscientos millones.

No estás deprimido, estás distraído, por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. no hiciste ni un solo pelo de tu cabeza por lo tanto no puedes ser dueño de nada. además, la vida no te quita cosas, te libera de cosas. te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. de la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones y la vida es dinámica, por eso está en constante movimiento, por eso solo debes estar atento al presente.

No perdiste a nadie, el que murió simplemente, se nos adelantó, porque para allá vamos todos. no hay muerte: hay mudanza. y del otro lado te espera gente maravillosa.

Sólo debes escuchar a tu corazón antes de que intervenga tu cabeza, que está condicionada por la memoria y complica todo con cosas viejas, con órdenes del pasado, con prejuicios que enferman, que encadenan, la cabeza que divide, es decir, empobrece, la cabeza que no acepta que la vida es como es, no como debería ser.

Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente. no hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor.
Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible. y sin esfuerzo porque te mueve la fuerza natural de la vida.

Tienes un ser humano a cargo, y eres tú mismo. a ti debes hacerte libre y feliz, después podrás compartir la vida verdadera con los demás. además, la felicidad no es un derecho sino un deber, porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio. un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó a matar seis millones de hermanos judíos.

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas; si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto: tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas… y si le ganas, serás humilde, más agradecido, por lo tanto fácilmente feliz. libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad, y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.

No estás deprimido, estás desocupado. ama hasta convertirte en lo amado, más aún hasta convertirte en el mismísimo amor. y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que alimentan la vida.

El bien se alimenta de si mismo, el mal se destruye a si mismo. si los malos supieran que buen negocio es ser bueno serían buenos aunque sea por negocio.

No estás deprimido por algo que pasó, sino distraído del todo que es ahora mismo.

Facundo Cabral


miércoles, 7 de agosto de 2013

Zanahorias, huevo y café

No sabemos a quién corresponde este texto, pero es una bonita reflexión! :)

Una hija hablaba con su padre y se quejaba de la vida, lamentándose de que las cosas no le salían bien. No sabía qué hacer para seguir adelante. Se sentía sin fuerzas y a punto de rendirse. Estaba cansada y harta de luchar y luchar, sin obtener ningún resultado. Cada vez que solucionaba un problema, aparecía otro. Ya no podía más.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí tomó tres ollas con agua y las puso sobre el fuego. Cuando el agua de las tres ollas empezó a hervir, puso en una zanahorias, en otra colocó huevos y en la última granos de café. Las dejó hervir y se quedó mientras tanto en silencio.


Simplemente se limitó a sonreír a su hija, mientras esperaba a que las tres ollas acabaran su proceso. La hija esperó impacientemente, preguntándose que estaría haciendo su padre. Después de unos veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó los huevos y los colocó en un recipiente, sacó las zanahorias y las puso en un plato y finalmente, colocó el café en un tazón.

Mirando a su hija le dijo: -Querida, ¿qué ves? -Huevos, zanahorias y café, respondió.

Hizo que se acercara y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera, después de quitarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro. Luego le pidió que probara el café, ella después de tomar un sorbo, sorprendida e intrigada a la vez, preguntó: ¿Qué significa todo esto, padre? 

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: “agua hirviendo”. Pero que los tres habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua, fuerte, dura; pero después de pasar por el proceso había quedado blanda y fácil de deshacer. Los huevos habían llegado al agua siendo frágiles, su delicada cáscara protegía su interior; pero después de estar en el agua hirviendo, se habían endurecido. Los granos de café, después de estar en el agua hirviendo, habían teñido el agua.

-¿Cuál de los tres elementos eres tú?… Cuando la adversidad llama a tu puerta… ¿Cómo respondes? Le preguntó a su hija.

-¿Eres como una zanahoria que parece fuerte pero cuando la fatalidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?

-¿Eres como un huevo, que comienza con un corazón frágil, con un espíritu fluido, pero después de una pérdida de un ser querido, una separación o un despido se ha vuelto duro e inflexible? Por fuera todo sigue aparentemente igual, pero por dentro estás amargada y rígida; y tu espíritu y corazón se han endurecido.

-¿O eres un grano de café? Que es capaz de aprovechar la adversidad y lo que le causa dolor y justo cuando el agua llega al punto máximo de ebullición, es capaz de desprender su mejor sabor y aroma.

Quiero que seas como el grano de café, que cuando las cosas se ponen mal, tú puedas reaccionar en forma positiva, sin dejarte vencer por las circunstancias y hagas que las cosas a tu alrededor mejoren. Que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumine tu camino y a todas las personas que te rodean. Que puedas siempre esparcir e irradiar con tu fuerza, optimismo y alegría el “dulce aroma del café”, para que nunca pierdas ese olor grato que solo tú y quien es capaz de atravesar por las más duras circunstancias sabe transmitir a los demás.